Cuando me quedo sola
ya no me quedo sola.
En mis dedos anidan tus sortijas,
en mis brazos,
que aún tienen la forma de tu cuerpo,
danza un perfume que no existe en las flores.
Tus palabras se han sentado a mi lado.
Con tu sonrisa, tu cuerpo, tu perfume
y sobre todo con tus palabras
has desterrado provisionalmente,
mi fanática soledad.
GLORIA FUERTES
Historia de Gloria,349
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