AMANTE DESESPERADO DEL PREMIO Y OBSTINADO EN AMAR
SONETO
¡Qué perezosos pies, qué entretenidos
pasos lleva la muerte por mis daños!
El camino me alargan los engaños,
y en mí escandalizan los perdidos.
Mis ojos no se dan por entendidos;
y por descaminar mis desengaños,
me disimulan la verdad los años
y les guardan el sueño a los sentidos.
Del vientre a la prisión vine en naciendo;
de la prisión iré al sepulcro amando,
y siempre en el sepulcro estaré ardiendo.
Cuantos plazos la muerte me va dando,
prolijidades son que va creciendo,
porque no acabe de morir penando.
FRANCISCO DE QUEVEDO
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