viernes, 1 de julio de 2016

AGOTÁNDONOS

Me dormí a media tarde mientras escuchaba el crujir de la madera,
a las crías de pájaros en los nidos esperando el alimento de sus madres,
el sonido del molinillo de la abuela haciendo café,
el eco de nuestros pasos volviendo.
Se nos metió el otoño en los huesos,
quebrantando cada esquina de flores que nos nacía hace meses.
Esta casa huele a nuestro, a tuyo y a mío,
nuestra cama hueca de culpas y llena de sabores que aún me entretienen,
nuestros cuerpos luchando entre sí, cada uno en la conquista de la cima.
Por la ventana se escapan suspiros y algún grito ahogado,
juntos estrujamos los relojes,
agotándonos de tiempo sin darnos cuenta.

VANESA MARTÍN
Mujer Océano

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