domingo, 3 de julio de 2016

LA CONDENA DE LA COSTUMBRE

Las millas de vuelo ensordecieron los puñados de besos que dejé.
Cuando te asoma un sin tí en la boca,
sabemos que lo peor no es el adiós sino el gracias,
la caridad y la limosna vienen de la mano del olvido.
Imposible remendar la condena de la costumbre,
no hay final sin cicatrices,
ni cuenta que al pagar no se respire.
Miles de personas cruzan de un lado a otro
alborotadas, rebeldes e insaciables,
algunos inadecuados y otros elocuentes,
millones de vidas que a diario se encuentran sin efectos secundarios,
y así en cada rincón, en cada ciudad, en todos los paises y a todas horas,
como tú y yo ahora,
resignados a ver llegar la aguja al centro,
frenando el vinilo.

VANESA MARTÍN
Mujer Océano.

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