jueves, 27 de febrero de 2014

AÑO 2000

   Hoy padecemos tierra ignota,
paredes torvas de impaciencia,
relojes lentos de futuro,
largos pasillos desolados
por el gemir del arenal.

   Seguimos ruta innominada,
incineramos espejismos,
y abrimos puertas y más puertas
mientas buscamos mapas ciertos
de la abundancia y la bondad.

   Tierra del tiempo prometido
ya se aproxima y amanece,
y nuestros días sin refugio
se hallan muy cerca de la estancia
donde queremos reposar.

   Pero la paz no está en el tiempo
ni en esta sala de ventura,
no la revelan holocaustos
ni nuevos tiempos de prudencia,
ni un nuevo punto cardinal.

   Hay que seguir más adelante
por la angostura de la noche,
por la intemperie y la fatiga,
por las palabras trabajosas,
por los relojes de jamás.

ENRIQUE BADOSA
POESÍA 1956-1971
Historias de Venecia

  

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