jueves, 13 de febrero de 2014

Cien sonetos de amor (LIX)

POBRES poetas a quienes la vida y la muerte
persiguieron con la misma tenacidad sombría
y luego son cubiertos por impasible pompa,
entregados al rito y al diente funerario.

Ellos-- oscuros como piedrecitas--, ahora
detrás de los caballos arrogantes tendidos
van, gobernados al fin por los intrusos,
entre los adecanes, a dormir sin silencio.

Antes y ya seguros de que está muerto el muerto
hacen de las exequias un festín miserable
con pavos, puercos y otros oradores.

Acecharon su muerte y entonces la ofendieron:
sólo porque su boca está cerrada
y ya no puede contestar su canto.

PABLO NERUDA
1904-1973




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