domingo, 26 de mayo de 2019

AL PRIMER ASTRONAUTA

Doce de Abril, en Rusia, primavera,
mil novecientos fue sesenta y uno,
lanza a un hombre la magia de la ciencia
-subir para morir y bajar mudo-,
Lázaro a un cementerio de gorriones
de monos y de perros adiestrados.

(Ya no tienen quietud ni las estrellas.)

Oscuro.Hoyo sin fin. Pared. Paredes.
Su cabeza taladra las paredes.
Solo, rodando allá en el otro mundo,
fusilado de cara a las estrellas
y por todo silencio un perro aúlla.

El infinito le aplasta la cabeza,
y la sangre le sangra por la sangre,
un frío de otro frío le recorre
su juventud de hombre sujetado.

Brasas de algo, llamas sin hoguera
ahogando van un aire que no había.
Llegó el miedo...
Y la sed...
Llegó la duda...
¡Sobrevivió¡
¡Salió de la agonía!
El corazón colgaba desprendido,
el hombre,
nuestro hombre sujetado,
corriendo aún más deprisa que la muerte,
volvió ma la tierra, y sonrió mu triste.

GLORIA FUERTES
Poeta de Guardia

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