y mi corazón no lamenta el recordarle.
Todavía no voló el pájaro de su nido
ni los segundos dieron paso al instante.
No llegó la primavera, con el verdor de sus prados,
ni cayeron las hojas de mi último otoño;
y mis pensamientos ya fatigados
te imaginan en mi invernal hastío.
Pero ¿cómo puede olvidar una flor la tierra de la que germina?
¿Cómo una estrella puede perderse en el firmamento?
¿Cómo la sombra de mis pasos puede dejar de seguirlos?
¡Todos los días te recreo !
Y no llegan los días del olvido.
Puedo dormir y creer olvidarle,
mas al despertar, todavía te sueño a mi lado.
Es posible imaginar la muerte y que te olvide,
pero nunca vivir y no recordarte.
Y llegaran los días del olvido.
Y mi corazón libre, se elevará sobre las cimas de tu recuerdo.
ÁNGEL SANZ GOENA
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