AL CONDE DE VILLAMEDIANA
                       SONETO
    Religiosa piedad ofrezca llanto
funesto; que a su libre pensamiento
vinculó lengua y pluma; cuyo aliento
se admiraba de verle vivir tanto.
    Cisne fue, que, causando nuevo espanto,
aun pensando vivir, clausuró el viento,
sin pensar que la muerte en cada acento
le amenazaba, justa, el primer canto.
    Con la sangre del pecho, que provoca
a que el sacro silencio se eternice,
escribe tu escarmiento, pasajero:
    que quien el corazón tuvo en la boca,
tal boca siente en él, que sólo dice:
"En pema de que hablé, callando muero"
FRANCISCO DE QUEVEDO


No hay comentarios:
Publicar un comentario